Louis Hersent (1777-1860). La muerte de Bichat (1802) rodeado por sus amigos, los doctores Esparron y Roux. París. Biblioteca de la Facultad de Medicina. Imagen: WikiGallery.org |
Cuando murió François Xavier Bichat (1771-1802) tenía sólo 31 años de edad. Pero, a pesar de su juventud, era ya una de las principales figuras de la medicina francesa -la más avanzada de la época-, exponente máximo del pensamiento vitalista en medicina, y creador de la mentalidad anatomoclínica (la que llegaría a España a través de Francisco Javier Laso de la Vega y el Periódico de la Sociedad Médico-Quirúrgica de Cádiz); una de las tres mentalidades (junto a la fisiopatológica y la etiopatológica) sobre las que se sustenta, según Laín Entralgo, la estructura de la patología y de la clínica contemporáneas. La mentalidad anatomoclínica surge en 1801 -como señala José Luis Fresquet- al afirmar Bichat "...que la medicina alcanzaría rigurosidad científica cuando se estableciera una relación cierta entre la observación clínica de los enfermos y las lesiones anatómicas que la autopsia descubre después de la muerte".(1)
Existen diversas versiones sobre las causas de la muerte de Bichat. Hay quien la vincula con una supuesta punción accidental que habría sufrido mientras realizaba alguna de las innumerables disecciones que practicó a lo largo de su vida. Cuenta Nicolas Dobo que siendo todavía un niño ya diseccionaba gatos y acompañaba a su padre, que también era médico, cuando debía llevar a cabo una autopsia. Luego, en su ejercicio profesional, ya fuera con su maestro Desault, como cirujano en el Hôtel Dieu, o como docente en la escuela anatómica privada que creó, no paró jamás de hacer disecciones; hasta tal punto que -según apuntan varios autores- sólo en el último invierno de su vida disecó cerca de seiscientos cadáveres. Y eso que dicha actividad llegaría a causarle serios disgustos, como en aquella ocasión en la que fue detenido junto a dos de sus colaboradores al sorprenderles la policía en posesión de seis cadáveres que se habían llevado del cementerio.(2) Sin embargo, lo más probable es que la temprana muerte de Bichat se debiera a la tuberculosis, la "gran plaga blanca", que llegaría a alcanzar durante el siglo XIX sus más elevadas tasas de morbilidad y mortalidad. Una enfermedad para la cual, en tiempos de Bichat, no había tratamiento, ni se conocían con certeza sus mecanismos de transmisión: ni siquiera existía el vocablo "tuberculosis".
A pesar de su enfermedad, el joven médico trabajaba día y noche: el hospital, las clases, las autopsias... Entre 1800 y 1802 publicó buena parte de sus principales obras: Traité des membranes en général et diverses membranes en particulier (1800); Recherches physiologiques sur la vie et la mort (1800); Anatomie générale, appliquée à la physiologie et à la médecine, en dos volúmenes (1801); y algunos de los cinco volúmenes de su Traité d'anatomie descriptive (1801-1803). Últimamente se le veía cansado, agotado, consumido por el trabajo y la enfermedad... Todo indica que llegó a padecer una de las complicaciones menos frecuentes de la tuberculosis pulmonar, la meningitis, que un día le hizo perder el conocimiento y caer por las escaleras del hospital. Nunca se recuperó, falleciendo poco tiempo después, el 22 de julio de 1802.
Louis Hersent (1777-1860), un pintor que destacó -sobre todo- en tiempos de la Restauración francesa, representó la muerte de Bichat en el cuadro que encabeza esta entrada, y que se encuentra en la Facultad de Medicina de París. En medio de una gran habitación, la cual más que un dormitorio parece una biblioteca, por las enormes estanterías repletas de libros que aparecen al fondo, vemos a Bichat encendido por la fiebre, sudoroso, demacrado, agonizando en la cama. La escena se ilumina por la tenue luz de una vela situada sobre una mesa auxiliar. En la mesa hay también una jarra para el agua, algunos paños, un recipiente, un bol -posiblemente usado para contener el ligero alimento que se le ha querido dar- y un frasco de jarabe, un calmante -quizás- o un antipirético. Bichat no tenía familia, había entregado su vida entera a la medicina. En el momento de su muerte -según el cuadro de Hersent- le acompañan solamente dos de sus discípulos, que eran a la vez sus amigos, los doctores Pierre Jean Baptiste Esparron (1776-1818), de quien sólo sabemos que publicó, en 1803, un Essai sur les ages de l'homme, y el más conocido Philibert Joseph Roux (1780-1854), considerado como uno de los pioneros de la cirugía plástica. Uno le toma la mano con afecto, mientras le aplica un lienzo sobre la frente para enjugar el sudor. El otro le observa apesadumbrado.
En memoria de Bichat, concluimos esta entrada con la Marcha Fúnebre de Luigi Cherubini (1760-1842), un compositor italiano, contemporáneo suyo, que pasó gran parte de su vida en Francia, en los tiempos en que París -como en la medicina- se había convertido en el centro musical del mundo.
Louis Hersent (1777-1860), un pintor que destacó -sobre todo- en tiempos de la Restauración francesa, representó la muerte de Bichat en el cuadro que encabeza esta entrada, y que se encuentra en la Facultad de Medicina de París. En medio de una gran habitación, la cual más que un dormitorio parece una biblioteca, por las enormes estanterías repletas de libros que aparecen al fondo, vemos a Bichat encendido por la fiebre, sudoroso, demacrado, agonizando en la cama. La escena se ilumina por la tenue luz de una vela situada sobre una mesa auxiliar. En la mesa hay también una jarra para el agua, algunos paños, un recipiente, un bol -posiblemente usado para contener el ligero alimento que se le ha querido dar- y un frasco de jarabe, un calmante -quizás- o un antipirético. Bichat no tenía familia, había entregado su vida entera a la medicina. En el momento de su muerte -según el cuadro de Hersent- le acompañan solamente dos de sus discípulos, que eran a la vez sus amigos, los doctores Pierre Jean Baptiste Esparron (1776-1818), de quien sólo sabemos que publicó, en 1803, un Essai sur les ages de l'homme, y el más conocido Philibert Joseph Roux (1780-1854), considerado como uno de los pioneros de la cirugía plástica. Uno le toma la mano con afecto, mientras le aplica un lienzo sobre la frente para enjugar el sudor. El otro le observa apesadumbrado.
En memoria de Bichat, concluimos esta entrada con la Marcha Fúnebre de Luigi Cherubini (1760-1842), un compositor italiano, contemporáneo suyo, que pasó gran parte de su vida en Francia, en los tiempos en que París -como en la medicina- se había convertido en el centro musical del mundo.
Bibliografía:
(1) FRESQUET, José L. (2000): "François Xavier Bichat (1771-1802)". Historia de la Medicina - Biografías. [Disponible en: http://www.historiadelamedicina.org/bichat.html; consultado el 22 de abril de 2011].
(2) DOBO, Nicolas (s.f.): "Xavier Bichat (1771-1802). La vie fulgurante d'un génie". Resumen de: DOBO, Nicolas y ROLE, André (1989): Bichat: La vie fulgurante d'un genie. Paris, Perrin. [Disponible en: http://www.bium.univ-paris5.fr/histmed/medica/bichat/bichat02.htm; consultado el 22 de abril de 2011].
Me ha impresionado la historia de Bichat, querido Francisco; y qué bonito el cuadro de Hensert, encuentro en él el dibujo, el equilibrio y el preciosismo técnico del neoclásicismo pero en una atmósfera completamente romántica...como un Beethoven en su segunda etapa quizás. Cuántos artistas magníficos han quedado eclipsados por las fulgurantes estrellas del arte y cuánta belleza oculta queda por divulgar.
ResponderEliminarBueno, el que yo no lo conozca no quiere decir que Hensert sea un desconocido; a veces me paso de "chulita" pretenciosa ¿verdad? ¡qué van a pensar los contertulios!
En fin, debe ser que hace mucho que perdí a mis abuelas...
Muchos besos, paciente profe.
Paradoja la de Bichat, estudioso de la anatomía y muerto prematuramente por lo que no puede ver el ojo humano. Interesantísima entrada, querido Francisco. Y un descubrimiento la Marcha Fúnebre de Cherubini, impactante y sorprendente, con esos pertinentes toques de gong.
ResponderEliminarSantos saludos.
¡De "chulita" nada, querida Lola! Tienes toda la razón, y la comparación con Beethoven me parece muy afortunada, más viniendo de ti que eres una experta.
ResponderEliminarDe Hersent he podido saber muy poco. Fue discípulo de David, por tanto, se formó en el neoclasicismo; pero, siguiendo su tiempo, evolucionó hacia el romanticismo. ¡Lo que tú has dicho! Y, prácticamente, ha pasado desapercibido, a la sombra de esa pléyade de artistas que iluminaron el París de su época.
Tus abuelas estarán orgullosas de ti.
Muchos besos.
¡Con tanto rollo no te he dicho nada de Cherubini! muy apropiada y, como dice José Manuel, impactante. Besos de nuevo y muchas gracias.
ResponderEliminarCon motivo del Bicentenario de las Cortes de Cádiz, que se conmemora el próximo año, estamos estudiando la medicina de la época, y a mí me dio por estudiar al "enemigo": los médicos franceses de finales del siglo XVIII y principios del XIX... Me temo, amigo José Manuel, que me estoy volviendo "afrancesado".
ResponderEliminarAdmiro a Bichat, capaz de tanto a pesar de su prematura muerte, y a otros, que poco a poco iré nombrando en los blogs.
A Cherubini lo encontré buscando músicos franceses de la época (aunque nacido en Italia, Luigi Cherubini desarrolló buena parte de su carrera en Francia, como tantos otros) y me impresionó esta "Marcha Fúnebre", mucho menos conocida que la de Chopin. Me pareció adecuada (más siendo hoy Viernes Santo) para homenajear a Bichat.
¡Santo saludo, amigo!
¿Rollo? ¿Qué rollo, Lola? Todo lo que dices en el primer comentario es acertadísimo y muy interesante.
ResponderEliminarA Cherubini lo acabo de descubrir, gracias a Bichat, y tengo todavía que escuchar otras composiciones suyas. La "Marcha Fúnebre" me gustó en cuanto la oí por primera vez, y ojalá siga escuchándola durante muchos años... en YouTube o discos.
Y quedo muy agradecido por este segundo comentario. Me alegro de tu pequeño despiste. Así he tenido la oportunidad de leerte de nuevo.
Más besos, muchos más.
Como siempre, gracias a los comentarios enviados a MI SIGLO.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que ya no se escriben cartas. No sé si en algún lugar del mundo sigue escribiendose algún Diario. Es distinto a la carta. Alguien en algún lugar necesita quizá confesar su corazón en el papel y guardarlo, dejar tesimionio de lo que ve sin comunicarlo de inmediato. Por otro lado perfilar un blog como el estupendo de "Medicina y Bellas artes " o "Tiempo para la memoria", también excelente, lleva un trabajo cuidadoso y responsable, una de cuyas ventajas es que queda, en princicio, para siempre en la RED.
Un afectuoso y agradecido saludo.
Muy interesante, como siempre, y útil, posiblemente como nunca. Un día llamó mi atención su temprana muerte y hoy aquella inquietud ha sido atendida.
ResponderEliminarGracias por hacer placentero el estudio. Gracias por aclarar mis dudas y equivocaciones, tanto directa como indirectamente.
Y yo me pregunto: si este joven médico no hubiera sido inmortalizado por tan genial pintor, ¿habría trascendido en la historia? Lo pregunto por pura curiosidad, no es afirmación, pues desconozco totalmente los hitos importantes en medicina.
ResponderEliminarMaravillosa entrada, y como siempre, perfecta elección con la música.
Un abrazo.
Yo de "mentalidad anatomoclínica" no entiendo mucho, así que la entrada la ha leído mi mujer y le ha parecido genial, dice que ojalá le hubieran explicado así las cosas con la asignatura de Historia de la Medicina.
ResponderEliminarUn saludo y gracias amigo :-))
Quiero suponer contigo, J. Julio, que todavía, en algún lugar del mundo, alguien escribe un diario sólo para sí mismo...
ResponderEliminarAgradezco muchísimo las amables palabras dedicadas a mis blogs. Cada vez que inicié un diario tuve que dejarlo al poco tiempo. Ojalá los blogs perduren. Me gustaría que así fuera.
Un abrazo.
Muchísimas gracias a ti, Irene, por todo.
ResponderEliminarMe alegra que esta entrada haya servido para aclarar la duda que mencionas, y estoy encantado de leerte aquí y en esas dos joyas que son tus blogs, amiga.
Un abrazo.
En el caso de Bichat, no me cabe duda de que sería igual de importante en la historia de la medicina, Ana. La suerte fue encontrar el cuadro, posiblemente un encargo de la Facultad de Medicina de París tras su muerte, y allí está, en la Biblioteca -según parece- para los que puedan contemplarlo... Pero es muy poco visible en Internet.
ResponderEliminarAgradezco mucho tus amables palabras sobre la entrada, en general, y sobre la elección de la música (que ha sido otra suerte).
Un abrazo.
Muchas gracias a ti, Pedro, y, por favor, dáselas de mi parte a tu esposa.
ResponderEliminarEstoy seguro de que a todos los profesores de Historia de la Medicina nos gustaría disponer del tiempo necesario para tratar cada tema con la profundidad que se merece; pero, como tenemos tan pocos créditos (en prural, porque en singular es otra cosa) resulta imposible. Este blog, en parte, es un desahogo para mí...
Un cordial saludo para ti y para tu esposa.
Éste es el mejor blog que he visto, hasta ahora, sobre medicina y arte. Felicito a su autor y espero seguir disfrutando de entradas tan excelentes como ésta.
ResponderEliminarQue pena que Bichat hubiera muerto tan joven. Seguramente de haber vivido más tiempo hubiera conseguido grandes descubrimientos para el bien de la humanidad.
ResponderEliminarEl cuadro,magnífico.
Saludos
Muchas gracias al amable comentarista anónimo. Intentaré que este "blog" siga interesándole.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Bichat, siendo tan joven, ya había entrado con honores en la Historia de la Medicina. Cuando murió, ya había alcanzado un enorme nivel en su carrera. Es difícil imaginar hasta donde podría haber llegado en una época en la que se iniciaba el desarrollo de nuestra medicina actual...
ResponderEliminarEl cuadro me impresionó en cuanto lo vi. Me alegro de que le haya gustado también.
Muchas gracias, Babbilonia, por su apreciado comentario y mi más sincera felicitación por sus blogs, en general, y especialmente por las últimas entradas, que son fuente de inspiración para mí.
Un cordial saludo.
Me parece muy bello el blog, el cuadro bello también, la 'Marcha ...' me la deben, no tengo audio donde estoy, pero trataré de descargarla en otro momento, ..., de Bichat, bueno de Bichat llevo una bola de grasa en la parte lateral de la cara, y una fisura en el cerebro, pues una estructura y un detalle anatómico llevan su epónimo, y así han transcendido en la historia de la medicina y anatomía, la bola adiposa de Bichat y la fisura transversa del cerebro. Es bueno seçalar que entre los innumerables aportes de este médico, están la clasificación primera de los tejidos, de modo, que en la historia de la Histología, en una pieza de anclaje fundamental, nuevamente las gracias por tan bello blog, trataré de leerlo con frecuencia, un abrazo cordial
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