Discípulo de Jan Joest van Kalkar. "La Adoración del Niño Jesús" (c.1515) Óleo sobre tabla. 104,1 x 71,8 cm. The Metropolitan Museum of Art. Nueva York |
Dicen que el médico británico John Langdon Haydon Down (1828-1896) se extrañaba de que nadie hubiera descrito antes de que lo hiciera él, en 1866, la anomalía que actualmente se conoce con su epónimo. ¡Claro! En su época no existía Internet, que hoy nos permite volar -más que navegar- por una inabarcable cantidad de información. Entonces, ni siquiera John Shaw Billings (1838-1913) había creado todavía, en la Library of the Surgeon General's Office, la que luego sería la Army Medical Library, que acabaría transformándose en la National Library of Medicine, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos de América, el famoso Index Medicus, nacido en 1879, la primera gran base de datos de publicaciones científicas, el origen de MEDLINE y PubMed. Down no sabía que el francés Jean-Étienne Dominique Esquirol (1772-1840), uno de los fundadores de la psiquiatría, ya lo había hecho -aunque no con tanto detalle como él- en 1838. Ni que otro francés, Édouard Seguin (1812-1880), pionero también entre los médicos europeos que emigraron a los Estados Unidos de América para desarrollar allí su ejercicio profesional, ya había hablado de ello en diversos trabajos durante los años cuarenta del siglo XIX. Aunque no sería hasta una fecha mucho más reciente, en el año 1958, cuando otro francés más, el médico genetista Jérôme Lejeunne (1926-1994) y su equipo descubrieran la alteración cromosómica que produce la Trisomía 21.
En su "Observations on an Ethnic Classification of Idiots", un artículo publicado en 1866 -como ya se ha dicho- en la revista London Hospital Reports, Down, reconocido seguidor de las teorías darwinianas, establece una clasificación de las personas con retraso mental en función de sus características étnicas. Entre las categorías propuestas, la que se hizo más popular fue la que él denominó "idiocia mongoloide", por las similitudes faciales con las razas nómadas del interior de Mongolia. Al describir a los niños incluidos dentro de dicha categoría, entre otras cosas, escribía: "El pelo no es negro, como el de los verdaderos mongoles, sino de un color oscuro, lacio y escaso. El rostro es aplastado y ancho y carente de prominencias. [...] Los ojos están colocados de forma oblicua [...]. La hendidura palpebral es muy estrecha. [...] La nariz pequeña..."(1)
Pero, si Down no conocía los trabajos de Esquirol o Seguin, menos aún podía suponer que, a lo largo de la historia, los artistas hubieran representado en diversas ocasiones a niños que, posiblemente, estaban afectados por el síndrome que lleva su nombre. Entre esas representaciones destaca la que da inicio a esta entrada, un cuadro de principios del siglo XVI, obra de un desconocido discípulo del pintor flamenco Jan Joest (c.1455-1519), conocido como "La Adoración del Niño Jesús" (c.1515), que se encuentra en el Metropolitan Museum of Art, de Nueva York.
Este cuadro se menciona por primera vez en las revistas médicas -que sepamos- en el año 2003, en un artículo publicado por Levitas y Reid en el American Journal of Medical Genetics(2), y en otro de Dobson en el British Medical Journal(3).
En ambos artículos se señala como, al lado de la Virgen María, hay un ángel que muestra algunos de los rasgos físicos característicos de los niños con síndrome de Down: perfil facial plano, braquiocefalia (predominio del diámetro transversal de la cabeza), hendiduras palpebrales oblicuas y epicanto (repliegue cutáneo que cubre el ángulo interno de los ojos), raíz nasal deprimida, cuello corto y ancho, y manos más pequeñas de lo esperado. Características similares se pueden ver en el pastorcillo situado al fondo, arriba, en la parte central. Realmente, es imposible asegurar que el ángel y el pastor tuvieran el síndrome de Down; pero, suponiendo que así fuera, se piensa que los niños que sirvieron como modelo al desconocido pintor habrían podido formar parte de su entorno más cercano, incluso de su propia familia; donde, si no sufrían un retraso mental muy marcado, podrían haber desarrollado su vida con normalidad.
Según la prensa, en España, durante las últimas décadas, el número de nacidos con síndrome de Down ha disminuido en un 30%.(4) Sería una buena noticia si estuviésemos hablando de una enfermedad stricto sensu. Pero, somos de los que pensamos que, a pesar de la discapacidad cognitiva y las patologías asociadas que con frecuencia padecen las personas con Trisomía 21, el síndrome de Down es una anomalía genética no una enfermedad.
Cualquier momento es bueno, pero la Navidad nos parece una ocasión ideal para seguir proclamado el derecho a la vida de los no nacidos, y dedicar un recuerdo especial a esas estupendas personas que conozco con síndrome de Down. Para ellos, y para todos los que me hacen el honor de visitar este blog, sea este precioso cuadro la imagen de mi felicitación navideña. La música la pone Arcangelo Corelli, con su Concerto Grosso Op. 6 núm. 8 "Fatto per la notte di Natale", en una magnífica interpretación de la Freiburger Barockorchester.
En su "Observations on an Ethnic Classification of Idiots", un artículo publicado en 1866 -como ya se ha dicho- en la revista London Hospital Reports, Down, reconocido seguidor de las teorías darwinianas, establece una clasificación de las personas con retraso mental en función de sus características étnicas. Entre las categorías propuestas, la que se hizo más popular fue la que él denominó "idiocia mongoloide", por las similitudes faciales con las razas nómadas del interior de Mongolia. Al describir a los niños incluidos dentro de dicha categoría, entre otras cosas, escribía: "El pelo no es negro, como el de los verdaderos mongoles, sino de un color oscuro, lacio y escaso. El rostro es aplastado y ancho y carente de prominencias. [...] Los ojos están colocados de forma oblicua [...]. La hendidura palpebral es muy estrecha. [...] La nariz pequeña..."(1)
Pero, si Down no conocía los trabajos de Esquirol o Seguin, menos aún podía suponer que, a lo largo de la historia, los artistas hubieran representado en diversas ocasiones a niños que, posiblemente, estaban afectados por el síndrome que lleva su nombre. Entre esas representaciones destaca la que da inicio a esta entrada, un cuadro de principios del siglo XVI, obra de un desconocido discípulo del pintor flamenco Jan Joest (c.1455-1519), conocido como "La Adoración del Niño Jesús" (c.1515), que se encuentra en el Metropolitan Museum of Art, de Nueva York.
Este cuadro se menciona por primera vez en las revistas médicas -que sepamos- en el año 2003, en un artículo publicado por Levitas y Reid en el American Journal of Medical Genetics(2), y en otro de Dobson en el British Medical Journal(3).
En ambos artículos se señala como, al lado de la Virgen María, hay un ángel que muestra algunos de los rasgos físicos característicos de los niños con síndrome de Down: perfil facial plano, braquiocefalia (predominio del diámetro transversal de la cabeza), hendiduras palpebrales oblicuas y epicanto (repliegue cutáneo que cubre el ángulo interno de los ojos), raíz nasal deprimida, cuello corto y ancho, y manos más pequeñas de lo esperado. Características similares se pueden ver en el pastorcillo situado al fondo, arriba, en la parte central. Realmente, es imposible asegurar que el ángel y el pastor tuvieran el síndrome de Down; pero, suponiendo que así fuera, se piensa que los niños que sirvieron como modelo al desconocido pintor habrían podido formar parte de su entorno más cercano, incluso de su propia familia; donde, si no sufrían un retraso mental muy marcado, podrían haber desarrollado su vida con normalidad.
Según la prensa, en España, durante las últimas décadas, el número de nacidos con síndrome de Down ha disminuido en un 30%.(4) Sería una buena noticia si estuviésemos hablando de una enfermedad stricto sensu. Pero, somos de los que pensamos que, a pesar de la discapacidad cognitiva y las patologías asociadas que con frecuencia padecen las personas con Trisomía 21, el síndrome de Down es una anomalía genética no una enfermedad.
Cualquier momento es bueno, pero la Navidad nos parece una ocasión ideal para seguir proclamado el derecho a la vida de los no nacidos, y dedicar un recuerdo especial a esas estupendas personas que conozco con síndrome de Down. Para ellos, y para todos los que me hacen el honor de visitar este blog, sea este precioso cuadro la imagen de mi felicitación navideña. La música la pone Arcangelo Corelli, con su Concerto Grosso Op. 6 núm. 8 "Fatto per la notte di Natale", en una magnífica interpretación de la Freiburger Barockorchester.
¡FELIZ NAVIDAD y todo lo mejor para el nuevo año 2012 (que falta nos hace)!
BIBLIOGRAFÍA
(1) DOWN, J. L. H. (1866): "Observations on an Ethnic Classification of Idiots". London Hospital Reports, 3: 259-262. [Disponible en: http://th-hoffmann.eu/archiv/down/down.1866b.pdf; consultado el 6 de diciembre de 2011].
(2) LEVITAS, A. S. y REID, C. S. (2003): "An Angel with Down Syndrome in a sixteenth century Flemish Nativity painting". Am. J. Med. Gen. Part A, 116A, 4: 399-405. [Abstract disponible en: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12522800; consultado el 6 de diciembre de 2011].
(3) DOBSON, R. (2003): "Painting is earliest example of portrayal of Down's syndrome". BMJ, 326, 3: 126. [Disponible en: http://www.bmj.com/content/326/7381/126.3.full; consultado el 6 de diciembre de 2011].
(4) RUIZ DEL ÁRBOL, M. (2008): "El aborto hace caer el síndrome de Down. El número de nacidos con la anomalía se reduce un 30%". El País.com. [Disponible en: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/aborto/hace/caer/sindrome/Down/elpepisoc/20080519elpepisoc_5/Tes; consultado el 6 de diciembre de 2011].
ENLACES DE INTERÉS
CALHEIROS VIANA, R. (2011): "Síndrome de Down numa Pintura do Séc. XVI". Arte Médica. [Disponible en: http://medicineisart.blogspot.com/2011/03/sindrome-de-down-numa-pintura-do-sec.html; consultado el 6 de diciembre de 2011].
Una original e interesante felicitación la tuya, querido Francisco. Científica, artística, musical y humana...¡da gusto leerte!
ResponderEliminarMe ha encantado escuchar a Corelli.
Feliz Navidad, doctor!
PD: otra vez voy con retraso; a ver si llegan las vacaciones y puedo ponerme al día con tus publicaciones.
Gracias Lola, querida amiga. Para ti, para mi joven colega (ese que tu sabes) y para todos los tuyos: ¡FELIZ NAVIDAD!
ResponderEliminarFelicitaciones por esta reseña histórica, es una delicia leerla y escucharla.Me hiciste acordar de aquellos días en la Facultad de Medicina donde teniamos que buscar los articulos en millones y millones de libros de colores del Index Medicus, una pesadilla!(y que quede constancia que no soy muy mayor!)¡que fácil lo tenemos ahora con la internet!
ResponderEliminarMuchas gracias, Nata. No dudo de tu juventud porque, esos "libros de colores" los hemos seguido utilizando en mi Facultad hasta hace muy muy poco (y aún conservamos armarios llenos de ellos en la Cátedra). Para mí fueron compañeros de fatigas... Como ahora lo es este "cacharro" desde el que te escribo.
ResponderEliminarGracias, de nuevo, y buen día.
Gracias en mi nombre y en de ASPANIDO ante todo por traer este tema y sobre todo por tu afirmación "el síndrome de Down es una anomalía genética no una enfermedad".
ResponderEliminarSobre el pastor no sabría decirte, sobre el ángel estoy seguro de que tiene la trisomía, y, si el pintor tenía en su familia a un niño con ella, ¿qué mejor forma de representarlo que de ángel?.
Gracias enfermero9. Tu comentario es una satisfacción para mí, por ser quien eres y lo que representas.
ResponderEliminarRespecto a los personajes del cuadro, en efecto, los autores coinciden al afirmar que el angelito (y ¿qué mejor representación que esa?) es un niño con síndrome de Down, pero no se ponen de acuerdo en lo que se refiere al pastor. Aunque, lo importante, es señalar la posible presencia de estos niños, junto a los demás.
Un abrazo, y ¡FELIZ NAVIDAD!
Gracias Francisco; como siempre impecable...un abrazo y Felíz Navidad para tí también.
ResponderEliminarBuenas noches Francisco:
ResponderEliminarComo siempre, una entrada muy interesante.
Me gustaría resaltar un síntoma más del síndrome de Down... la enorme sensibilidad y el cariño que muestran hacia los demás las personas que lo padecen.
Un fuerte abrazo, y ¡FELIZ NAVIDAD!
Gracias a ti, J., por tus amables palabras. Un abrazo muy fuerte, amiga. Y, otra vez, ¡Feliz Navidad!
ResponderEliminarEso que tan acertadamente señalas, amigo Antonio, es lo que no se ve en los cuadros; pero que caracteriza a las personas con síndrome de Down: su sensibilidad y cariño inquebrantable hacia los demás. Bien está destacarlo.
ResponderEliminarGracias por tan apreciado comentario, un fuerte abrazo y, una vez más: ¡Feliz Navidad!
Sensible y angelical entrada. Y como dice Lola, original felicitación navideña.
ResponderEliminarNada más que añadir al resto de comentarios, querido Francisco, salvo desearte también ¡Feliz Nadal!
Muchas gracias, José Manuel, amigo. También para ti y los tuyos: ¡FELIZ NADAL!
ResponderEliminarPues ojalá que sea cierto y que ese ángel y ese pastor sean verdaderamente personas con síndorme de Down, ¿por qué no? Sería un homenaje hacia ellos, indicarles de que también existen y existían en otros tiempos.
ResponderEliminarSaludos
En este caso, Carmen, todo parece indicar que es cierto, que el niño que sirvió como modelo a ese ángel situado junto a la Virgen, tenía el síndrome de Down. Para mí ha sido una satisfacción poder exponerlo en este blog.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu apreciado comentario y ¡FELIZ NAVIDAD!
Enhorabuena por la entrada! Una delicia que hay que difundir
ResponderEliminarGracias, José María. Para mí ha sido un placer publicar esta entrada.
ResponderEliminarY gracias también por esa difusión que propones.
Un abrazo. ¡FELIZ NAVIDAD.