Leonardo da Vinci (1452-1519). La Mona Lisa (1503-1506) Óleo sobre tabla de álamo. 76,8 x 53 cm. Museo del Louvre. París |
La entrada anterior de este blog, donde los ojos de la Mona Lisa presentaban la interesante iniciativa "Mírame, diferénciate", me llevó a buscar información sobre la "patobiografía" -si se me permite decirlo así- de este personaje representado en la obra maestra del gran Leonardo. El resultado ha sido impresionante: más de doscientos treinta y siete mil resultados ofrece Google en 0,37 segundos... Pero, entre tanta información, me ha llamado especialmente la atención un artículo del Dr. Martínez García (de quien tomo, incluso, el título de esta entrada) publicado en los Anales de Medicina Interna, en el año 2006. Me ha parecido tan interesante el artículo que en esta ocasión, en vez de ser yo quien escriba, que siempre lo haré peor, transcribo a continuación algunos de sus párrafos:
"En su silencioso deambular de consulta en consulta, la historia clínica de la Gioconda ha ido acumulando diagnósticos de casi todas las especialidades médicas. En 1959 el Dr. Keele, experto en la obra científica de Leonardo, diagnosticó el embarazo de la modelo al identificar en cara, cuello y manos algunos de los cambios externos originados por las típicas alteraciones hormonales de la gestación, amén de la que el autor considera postura típica: los brazos cruzados sobre el regazo; opinión recientemente compartida por el Dr. Nulland. Entre ambos, el Dr. Marañón detectó una insuficiencia ovárica, hablando de mano hipogenital con aspecto de impregnación vasculolinfática, sensación de frialdad y que dejarían fóvea al apretarlas. En relación con el embarazo y el mayor riesgo en estos casos de parálisis facial, en 1989 el Dr. Adour identificó una parálisis de Bell parcialmente recuperada, aunque con las secuelas de una leve contractura muscular facial, evidente en la comisura bucal y ceja del lado izquierdo, y una desagradable sincinesia secundaria que provocaría continuos movimientos involuntarios faciales asociados a otros voluntarios o al simple parpadeo, lo que habría hecho imposible concluir la obra y obligado a Leonardo a una indefinición de rasgos. En este mismo sentido se ha manifestado Mantkelow, mientras que el prof. Schutzenberg se decanta por una contracción levemente tetanizada de los risorios de Santorini y el gran cigomático, bien de causa congénita o adquirida. Por su parte, el Dr. Borkowski descubre bajo el labio inferior de la joven una lesión cicatricial posiblemente secundaria a un traumatismo bucal con pérdida de piezas dentales, lo que ocasionaría la ausencia de sonrisa franca y la presencia de su característica boca. A este respecto, el Dr. Gargantilla diagnostica un bruxismo por estrés, lo que obligaba a la modelo a encajar bien ambos maxilares para evitarlo, aunque también apunta la posibilidad de que el gesto se deba a una falta de piezas dentales como consecuencia de las frecuentes piorreas de la época. Por otro lado, y en relación con ese peculiar esbozo de sonrisa, se ha lanzado la hipótesis de un ennegrecimiento de las piezas dentales por el tratamiento con mercuriales de la sífilis que padecería la modelo. También comparten el bruxismo por estrés, bien del continuo posar o por el reciente fallecimiento de un hijo, el prof. Miguel Lucas y el Dr. Filippo Surano. La esclerodermia, de mayor incidencia femenina, es otra patología identificada según el aspecto tenso y adherido a planos profundos de la piel de la cara, cuello, pecho y manos, junto con finos labios y un cierto fruncimiento de la boca. El Dr. Daudén Sala, dermatólogo, deteniéndose sobre todo en la ausencia de pelo en cejas y pestañas, habla de un defluvium capillorum, una alopecia universal debida a un estrés emocional mantenido, por lo que debemos suponer que la cabellera de la modelo sería una cuidada peluca. El Dr. Dequeker, en relación con un posible xantelasma situado en la proximidad del lagrimal izquierdo y un lipoma de unos tres centímetros de largo en el dorso de la mano derecha por debajo del dedo índice, diagnostica una hiperlipemia o hipercolesterolemia familiar tan severa como para haberle ocasionado la muerte con sólo treinta y siete años. Aunque este autor no detecta la presencia de arco corneal, el especialista japonés, Dr. Nakamuro, habla de coloración débilmente amarillenta de la conjuntiva del ojo izquierdo por consumo excesivo de grasas, pero esta heterocromía del iris es interpretada por el Dr. Rodríguez Cabezas como una iridociclitis heterocrómica de Fuchs, donde se asocian la citada heterocromía, uveítis y cataratas. En cuanto al lipoma antes citado, el Dr. Santiago Tamames amplía las posibilidades de dicha lesión nodular a un fibroma, un lipofibroma o simplemente a una elevación fisiológica de la eminencia tenar por la característica disposición de las manos. En relación con esta postura, donde la mano derecha aparece como sujetando a la izquierda, dando la impresión de aferrarse al brazo de la butaca, se ha interpretado como el intento por controlar un temblos de tipo parkinsoniano o también como una siringomielia con atrofia de Aran-Duchene unilateral de esta mano izquierda, de aspecto en garra y con marcada flexión de los dedos índice, medio y anular por retracción de la aponeurosis palmar. Tomando como punto de partida su expresión facial y lo que considera un desplazamiento asimétrico de la sonrisa al lado izquierdo, el Dr. Lay-Son habla de un tic distónico perioral, que sumado a la ausencia de cejas por una posible tricotilomanía, una dificultad de la modelo para mantener la atención y la concentración, o sea, una inquietud motriz, esto último apoyado en el manido relato vasariano de los músicos, cantantes y bufones contratados por Leonardo para entretener y hacer sonreír a la modelo, diagnostica un síndrome de Gilles de la Tourette. La pseudosonrisa, como la describe el Dr. Pastore, sería en su opinión el gesto forzado por la disnea de una mujer con un cuadro de dificultad respiratoria, un estado asmático que comparte el Dr. Schiarelli y al que se añade cierto estado depresivo. Esbozo de sonrisa que Freeman identifica como típica de la sordera, el prof. Royo-Villanova de ligeramente achispada o etílica, mientras otros ven la sonrisa vacía de la estúpida felicidad presente en la oligofrenia o la debilidad mental."
¡Impresionante!
Esto es lo que ocurre si tu retrato se convierte en una de las obras de arte más importantes de la historia y está expuesto públicamente a la opinión de los médicos. Pueden decir que estás embarazada o que sufres una insuficiencia ovárica; que te han quedado secuelas de una parálisis facial; que te faltan dientes o que se te han estropeado por culpa de los tratamientos antisifilíticos y por eso no te atreves a sonreír abiertamente; por eso, o porque te lo impide el bruxismo que padeces a causa del estrés; estrés que puede haberte hecho perder el pelo o que padeces tricotilomanía; que tienes el colesterol por las nubes; te diagnostican una atrofia muscular progresiva; que no puedes evitar los tics nerviosos o el síndrome de Gilles de la Tourette; que te aqueja una grave insuficiencia respiratoria; que estás deprimida; que estás sorda; que eres oligrofénica; o, incluso, que te has pasado con la bebida (lo cual, si tenemos en cuenta que Leonardo tardó casi tres años en pintar el cuadro, da bastante que pensar).
En fin... Como el mismo Martínez García apunta: "...el resultado se manifiesta como un auténtico compendio de medicina interna. Y aunque en nuestra profesión estamos acostumbrados a las inverosimilitudes, parece bastante improbable la ocurrencia simultánea de tal cúmulo de patologías en la aparentemente joven que posó para Leonardo."
El artículo completo se puede leer pulsando sobre el siguiente enlace:
Naturalmente, nuestro habitual final musical no podía ser otro que un fragmento de la célebre ópera de Amilcare Ponchielli y Arrigo Boito, La Gioconda. Y, concretamente, su melodía más conocida: "La Danza de las Horas" (en versión Disney).
BIBLIOGRAFÍA
MARTÍNEZ GARCÍA, A. (2006): "La Mona Lisa: un compendio de Medicina Interna". An. Med. Interna, 23, 3: 139-141. [Disponible en: http://scielo.isciii.es/pdf/ami/v23n3/humanidades.pdf; consultado el 17 de diciembre de 2011].
Querido Francisco, ¡pobre mujer! Qué ganas de buscarle tres pies al gato, je, je, je. Lo mejor ¡el vídeo!
ResponderEliminarBesos gioco..sos!
La verdad es que visto así, querida Lola, todo junto, da lástima la pobre Gioconda. Otra cosa es como se ha hecho, poquito a poco, por diversos autores y en distintas épocas. En todo caso, se trata de una excelente revisión del Dr. Martínez García, a quien felicito por su inmenso trabajo.
ResponderEliminarYo he querido darle un toque de humor al tema, y para eso el vídeo de Disney ha sido de gran ayuda.
A ti, amiga mía, te doy las gracias por las risas y miles de besos "gioco...sos".
Muchas gracias, don Pedro, por su apreciada felicitación y sus amables palabras. Lo mismo le deseo a usted y a todos sus seres queridos, con mención especial para su esposa y para su preciosa hija.
ResponderEliminarLa frase de Calvin Coolidge es una gran verdad, digna de la mayor consideración.
Reciba, con mi agradecimiento y felicitación, el más afectuoso abrazo.
Yo también admiraba la serena belleza de Mona Lisa y ahora se me derrumba el mito, al saber de las vulgares razones de su que su enigmática sonrisa y comprobar que era una birria. Tras su supuesto embarazo, múltiples alteraciones físicas y psíquicas: insuficiencia ovárica, parálisis de Bell, bruxismo, sífilis, esclerodermia, iridociclitis, hipercolesterolemia, siringomielia, atrofia de Aran-Duchenne, síndrome de la Tourette, sordera, oligofrenia… Estaba estresada, era alcohólica y además estaba desdentada y calva. ¡Vaya por Dios!
ResponderEliminarHablando en serio, amigo Francisco, hay que ver la cantidad de datos que proporciona la detenida observación de un paciente, sin que se mueva, ni gesticule, ni mucho menos se comunique verbalmente. Hemos perdido el hábito de la exploración física sistemática y pausada, fascinados por la técnica, por pruebas complementarias complejas a las que habría que llegar únicamente cuando el arte médico no proporciona un diagnóstico de aproximación o de certeza.
Enhorabuena por tan buena entrada y un giocondiano abrazo.
Vamos, que Mona Lisa padecía de todo tipo de enfermedades y este diagnóstico se extrae ¡sólo de ver su retrato pintado! Qué no se sacaría auscultándola y haciéndole un escáner o un tac en persona...
ResponderEliminarUn abrazo y Felices Fiestas
Siento un hondo pesar, amigo José Manuel, por la culpa que me corresponde en el derrumbe del mito. Aunque, como mito que es, la indescifrable Gioconda, estoy seguro de que se alzará de nuevo porque -parafraseando al gran Calderón de la Barca, cuando habla de los sueños- los mitos, mitos son.
ResponderEliminarPero (como bien dices, hablando en serio) que gran verdad apuntas al hablar de esos hábitos perdidos "fascinados por la técnica", en concreto de eso que tanto caracterizó a nuestros más ilustres antecesores: el "ojo clínico".
Bienvenidos sean todos los avances de la tecnología, úsense con buen criterio, pero no olvidemos lo aprendido durante veinticinco siglos o más...
Muchas gracias, amigo mío, por tan simpático comentario, y otro giocondiano abrazo.
Mi querida amiga Carmen:
ResponderEliminarNo puedo ni imaginar a que diagnósticos se llegaría si se pudiera someter a la Mona Lisa auténtica a la exploración con esas modernas técnicas que mencionas... A los mismos, a otros, o quizás a ninguno de ellos. Pero, como comentaba con nuestro amigo José Manuel, hace un momento, "bienvenidos sean todos los avances de la tecnología, úsense con buen criterio, pero no olvidemos lo aprendido durante veinticinco siglos..." La anamnesis y la exploración clínica deben seguir siendo fundamentales en el ejercicio médico. Una vez le preguntaron a don Gregorio Marañón cuál era el instrumento más importante para el médico. Y él respondió: la silla, para que se siente el paciente y hablar con él... Evidentemente, un cuadro no habla, pero nos sirve para aprender a mirar, a estudiar el lenguaje no verbal, que también tiene su importancia.
Muchas gracias, amiga, por tu apreciado comentario, un abrazo y felices fiestas.
¡Mis mejores deseos en esta Nochebuena, doctor Doña, y en esta Navidad!
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Igualmente te digo, querido amigo! Yo también te deseo, para ti y los tuyos, una noche de paz y alegría, y todo lo mejor para el nuevo y emblemático año 2012.
ResponderEliminar¡Que no falte la salud!
Y un fuerte abrazo.
Para Antonio Caballero de la Campa, que ha tenido la amabilidad de unirse a los amigos de este blog, mi agradecimiento y afecto. Con ellos, por las fechas que corren, reciba mis mejores deseos para esta Navidad y para este año 2012, el año del Bicentenario de "La Pepa", que está a punto de comenzar.
ResponderEliminarDr: Francisco,que texto maravilhoso!!!
ResponderEliminarFonte de aprendizado.
Feliz Natal e Excelente Ano Novo.
Abrazo.
Muchas gracias, Raquel.
ResponderEliminarPara ti, tu familia, y todos los que quieres, deseo también un nuevo año 2012 pleno de salud, paz, amor y mucha alegría.
"Beijos!"
Parabéns pelo blog. Muito bom.
ResponderEliminarMuito obrigado, Andrea! También su blog, estimada colega, es una auténtica maravilla de la que, enseguida, me he hecho entusiasta seguidor.
ResponderEliminar"Feliz Ano Novo!"
Dr:Francisco, Feliz 2012 para o senhor e também
ResponderEliminara sua família.Acho o blog do senhor EXCELENTE!!!
Abraços.
Amigo Francisco, mis mejores deseos de paz, prosperidad y salud para el año entrante,y muchísimas gracias por deleitarnos con tus magníficas entradas.
ResponderEliminarSalud(os).
Muito obrigado, Isabel! Agradezco en nombre propio y en el de mi familia tan amables palabras. Lo mismo deseamos para ti, para Raquel y para todos vuestros seres queridos. Para este blog es un honor y un placer contar con vuestra amistad.
ResponderEliminarBeijos! Y FELIZ 2012.
Querido Antonio:
ResponderEliminarMuchas gracias por tu cariñosa felicitación y tus amables palabras. También yo os deseo, a ti y a todos tus seres queridos, un 2012 en que no falte la salud, ni la paz, ni el amor, ni la alegría.
Un abrazo, amigo.
Mi querido doctor:
ResponderEliminarY yo que amo esa enigmática sonrisa, resulta que según estudios médicos sería causada por ¿una supuesta debilidad mental? ¡Vaya! mi querido Francisco, los mitos nacieron para ser derribados, y convertidos en otros.
Un abrazo, lo visitaré a mi regreso introspectivo.
¡Qué no caiga este mito, querida Taty!
ResponderEliminarNadie es perfecto, y tenemos que aceptarnos como somos. Por supuesto, hay cosas que separan a las personas pero nunca debería hacerlo la enfermedad -en mi humilde opinión- así lo creo (aunque conozco casos en que ha sido así).
Y volviendo a la Gioconda, digan lo que digan, seguirá siendo un mito.
Un beso, amiga.
Impresionante hasta donde lleva la mente humana a la hora de analizar a sus semejantes aunque sea desde el mundo médico.
ResponderEliminarUn saludo.
Los médicos somos temibles cuando nos ponemos a dilucidar sobre estos asuntos, en los que "el paciente o la paciente" no está en riesgo, y podemos permitirnos elucubrar. No nos haga demasiado caso, estimada Neuriwoman.
EliminarMuchas gracias por su comentario, y por su amabilidad al unirse a los amigos de este blog.
Y, con mi agradecimiento, reciba también el más cordial saludo.