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Francisco de Goya (1746-1828). Autorretrato con el doctor Arrieta (1820) Óleo sobre lienzo. 114,62 x 76,52 cm. Minneapolis Institute of Arts. Minnesota |
A finales de 1819, don Francisco de Goya y Lucientes sufrió una grave enfermedad de la que no tendríamos noticia -al contrario que otros episodios de la "patobiografía" del artista- si no fuera por la pintura que él mismo nos dejó como testimonio de agradecimiento al médico que le atendió: el doctor don Eugenio García Arrieta. Se ha especulado mucho sobre cual fue esa enfermedad. Las hipótesis más probables nos hablan de un padecimiento cerebro-vascular o de una afección infecciosa. Así, por ejemplo, el Profesor García-Conde Gómez, decía:
"Goya debió sufrir entonces, como en épocas posteriores, crisis de insuficiencia cerebro-vascular transitoria como fondo de una ateromatosis generalizada. La medicación que D. Eugenio García de Arrieta le administra en el cuadro debe ser valeriana..."(1)
En cambio, el Profesor Gómiz León, nos recuerda la posible etiología infecciosa y afirma:
"Según documentos que permanecieron en poder de los descendientes de Arrieta, se habla en ellos de fiebres tifoideas (tubardillo)[sic], y que Goya presentó cefalea, fiebre alta, delirios y parálisis parcial".(2)
Quizás nunca sepamos con certeza cual fue la enfermedad que, entonces, llevó a Goya muy cerca de la muerte. Lo cierto, por ahora, es el testimonio que el propio pintor dejó escrito en el cuadro:
"Goya agradecido á su amigo Arrieta por el acierto y esmero con qe le salvó la vida en su aguda y peligrosa enfermedad, padecida á fines del año 1819 a los setenta y tres años de su edad. Lo pintó en 1820".
El artista se representa a sí mismo moribundo, pálido, con la boca entreabierta y la mirada extraviada; aunque aferrándose a la vida como a la blanca sábana que le cubre hasta la cintura. Él, que como tantos otros literatos y pintores en el Antiguo Régimen había satirizado a los médicos en su obra anterior, se muestra ahora apoyado en su médico y amigo, el doctor Eugenio García Arrieta, al que retrata con humanidad pero no exento de firmeza en su oficio, mientras le sujeta y le ofrece un vaso con la medicina... Tras ellos, en el fondo oscuro, se vislumbran tres rostros que han sido objeto, también, de las más diversas interpretaciones: desde que podían ser familiares o personal de servicio hasta -y ésta es la más frecuente- que se trataba de las mismísimas Parcas. Para muchos, este cuadro se podría considerar un exvoto laico que Goya ofrecía a su médico.(3)
Sobre Eugenio García Arrieta no es mucho lo que podemos decir. Se sabe que nació en Cuéllar (Segovia), el 15 de noviembre de 1770; que ejerció la medicina en Madrid, atendiendo a una distinguida clientela; que, posiblemente, era hermano del escritor Agustín García Arrieta, primer director de la Biblioteca de la Universidad de Madrid; y que, en 1820, poco después de haber curado a Goya, fue comisionado por el Gobierno español para estudiar "la peste de Levante" en las costas de África, donde probablemente falleció. Resulta paradójico, pero todo parece indicar que el anciano Goya sobrevivió en ocho años a su médico, a pesar de sus enfermedades y de ser veintitrés años mayor que él.
Cabe añadir que, recientemente, además del único original conocido hasta ahora del cuadro con el que se abre esta entrada, que se encuentra en el Minneapolis Institute of Arts, se ha hecho público otro similar, procedente de la colección particular del Marqués de Remisa, que se expone actualmente en el Museo de Bellas Artes de Álava. Incluso se sospecha que hay un tercero en Irún. ¿Serán los tres de Goya?
Finalmente, como me gusta acabar -siempre que es posible- con un aderezo musical, me ha parecido oportuno insertar en esta ocasión una pieza de otro ilustre sordo genial a la altura de nuestro pintor: el primer movimiento de la sonata para piano número 23 en fa menor Opus 57, la Appassionata, de Ludwig van Beethoven, interpretado por Valentina Lisitsa. Sirva como homenaje a Goya y al doctor Arrieta.
Notas bibliográficas
(1) GARCÍA-CONDE GÓMEZ, F. J. (1994): La estimación social del médico en relación con su eficacia. Discurso leído en la solemne sesión inaugural del curso académico 1994, celebrada el día 11 de enero. Madrid, Instituto de España, Real Academia Nacional de Medicina: 8. [Disponible en: http://books.google.es/books?id=JoQd01X06HIC&pg=PA8&lpg=PA8&dq=Goya+Arrieta+vascular&source=bl&ots=ZTw6qX50L8&sig=vmy4OXGjGin4sTOI531EGlMwQnI&hl=es&ei=tw-6TYDJK4qb8QPkzeRe&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=5&sqi=2&ved=0CEAQ6AEwBA#v=onepage&q=Goya%20Arrieta%20vascular&f=false; consultado el 29 de abril de 2011].
(2) GÓMIZ LEÓN, J. J. (2007): "Goya y su sintomatología miccional de Burdeos, 1825". Arch. Esp. Urol. 60, 8: 923. [Disponible en: http://scielo.isciii.es/pdf/urol/v60n8/historia8.pdf; consultado el 30 de abril de 2011].
(3) WINKLER, M. G. (1998): "Goya Attended by Dr. Arrieta". Literature, Arts and Medicine Database. [Disponible en: http://litmed.med.nyu.edu/Annotation?action=view&annid=10321; consultado el 30 de abril de 2011].