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13 de diciembre de 2010

Unas palabras del Profesor Orozco sobre la patobiografía de don Manuel de Falla

Manuel de Falla (1876-1946)

Don Manuel María de los Dolores Falla y Matheu nació en Cádiz (España), el 23 de noviembre de 1876, y murió en Alta Gracia, provincia de Córdoba (Argentina), el 14 de noviembre de 1946, a punto de cumplir los 70 años de edad. Que fue "...uno de los músicos más importantes de la primera mitad del siglo XX en España" -como leemos en Wikipedia- no lo duda nadie. "Falla no es un compositor cuantitativo, pero sus composiciones rezuman calidad" -señalaba recientemente mi querido amigo el Dr. José Manuel Brea, en su blog "Medicina y Melodía"-. Y añadía: "Su escasa obra es magistral". La genialidad del compositor gaditano es indiscutible. Se discute, en cambio, y probablemente seguirá discutiéndose, sobre cuáles fueron las enfermedades que padeció a lo largo de su vida y como pudieron influir éstas en su obra. Se ha dicho, por ejemplo, que dejó inacabada La Atlántida "...debido a las limitaciones que le ocasionaron sus numerosos episodios de hipocondría...". Los doctores Fausto Galdo y Carlos Fernández, por su parte, niegan que Manuel de Falla fuera tuberculoso (aunque otros pensamos que la tuberculosis de Falla está suficientemente acreditada) y dan poca credibilidad a otras teorías, "...como la sífilis propuesta por Campodónico en 1956"; proponiendo la hipótesis "...de que Falla sufría una espondiloartropatía asociada a enfermedad de Crohn..."(1)


Con la intención de aportar un documento para el mejor conocimiento de la patobiografía de Manuel de Falla, transcribo en esta entrada un texto -en mi opinión poco conocido- del Profesor Orozco.

Profesor Dr. D. Antonio Orozco Acuaviva (1934-2000)
(Este dibujo se encuentra entre los retratos de
Presidentes del Ateneo de Cádiz)

En noviembre de 1946, coincidiendo con el cincuentenario de la muerte de Manuel de Falla, don Antonio Orozco Acuaviva era -entre otras cosas- Catedrático de Historia de la Medicina, Presidente de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Cádiz, Director de la Real Academia Hispanoamericana, de esta misma ciudad, y Fundador y Presidente de la Sociedad de Historia de la Medicina Hispanoamericana. Hombre de cultura extraordinaria, gran afición por el arte, en sus más variadas manifestaciones, y profundo conocedor -por diversos motivos- de la vida y la obra de su paisano Falla, Orozco puso su mayor ilusión y todo su empeño en que Cádiz recordara como correspondía a su ilustre hijo fallecido cincuenta años antes en Argentina. Como Director de la Real Academia Hispanoamericana de Cádiz, de la que Falla había sido nombrado Académico de Honor el 7 de abril de 1923, él fue el principal impulsor de los homenajes que entonces se le tributaron al gran compositor. Entre ellos, un ciclo de conferencias. En el Discurso de Contestación a una de esas conferencias, que era también Discurso de Ingreso en la Hispanoamericana del Profesor don Fernando Sánchez García, el 17 de diciembre de 1996, el Profesor Orozco dijo:

"Durante muchos años la gente ha ignorado la enfermedad que padecía y mató al maestro Falla. En las noticias de prensa y en muchos de sus apuntes biográficos se hablaba de 'crisis de agotamiento y fatiga', 'ataques de nervios' y en algún caso de 'reuma', por sus problemas articulares. Incluso Viniegra que tan bien lo conoció, se limita a transcribir las notas de Pemán cuando le visitó en Los Espinillos y le abrazó solamente con un brazo, porque el otro -decía Pemán- había tenido 'despegada la clavícula aunque ahora ya estaba soldada'. Por las referencias que se hacía sobre su meticulosidad en la ingestión de múltiples medicamentos y su escrupulosidad por la limpieza, parecía a primera vista que estábamos ante un neurasténico.
Pero la palabra maldita, 'tuberculosis', nadie se atrevía a pronunciarla. O se ignoraba o se ocultaba.
Esto no tiene nada de particular en la psicología de la época. Desde el principio del siglo XIX la tuberculosis, la tisis, la 'peste blanca', era una lacra social y por lo tanto una enfermedad vergonzante que ocultaban a los demás la familia y el enfermo. Como se quejaba allá por los años veinte uno de nuestros primeros tisiólogos, el Dr. Valdés Lambea de Madrid, en España, por desgracia, la tuberculosis no se considera una desgracia, sino una deshonra. Ya en aquella época éste mismo autor publicó una serie de trabajos sobre la psicología de los tuberculosos, basado en su amplia experiencia y que yo traigo a colación porque conservan aún toda su actualidad.
La primera descripción acertada que conozco de la enfermedad de Falla la encontré, en mi homónimo Emilio Orozco Díaz, en 1985 al relatar el estado grave en que se encontraba Falla en Córdoba en 1937, al describirlo como un 'antiguo tuberculoso pulmonar', con un 'absceso tuberculoso subclavicular que fue intervenido quirúrgicamente varias veces por el catedrático de aquella Facultad D. Francisco Mesa Moles'. Asímismo tuvo una 'artritis tuberculosa del tarso derecho' que le imposibilitó en cama durante mucho tiempo y luego le obligó al uso de un bastón... Estas noticias coinciden con las que actualmente nos vienen de Argentina, aunque las normas deontológicas hayan impedido hasta ahora abrir los arcanos de los archivos clínicos de los médicos que le atendieron, que casi todos deben ya haber fallecido y sus papeles posiblemente perdidos. Casi solo nos queda el recuerdo que transmite Emilio Orozco de los 'ganglios cervicales' que le trataba en Granada Federico Olóriz, o los 'abscesos dentales' que le curaba el odontólogo Dr. Gálvez. Pero éste es un tema sobre el que nunca se ha profundizado por la referida actitud psicológica nacional. Entre el secreto profesional, la discrección familiar y el rechazo social a muchas enfermedades han hecho que la patobiografía de muchos de nuestros genios no se conozca bien, mientras se conocen perfectamente las de muchos de sus contemporáneos de Europa y América.
No queremos ser nosotros los que rompamos esa tradición nacional, pero debemos desmitificar la tuberculosis ahora que desgraciadamente vuelve a comenzar a hacer estragos en nuestra infancia y juventud. Porque la tuberculosis, si me permitís la expresión, es una enfermedad bella. Bella y triste, si se quiere, como la Dama de las Camelias. Pero aunque triste y trágica, espiritualmente bella.
Es cierto que algunas alteraciones mentales se encuentran relacionadas con la tuberculosis. Algunos de los "locos egregios" de los que hablaba Vallejo Nájera eran efectivamente tuberculosos, lo cual no es nada extraño teniendo en cuenta lo extendidísima que se encontraba la enfermedad. Pero no estoy refiriéndome a cuadros de psicosis, sino a esos estados mentales como neurosis pasajeras, estados depresivos y sobre todo estados de excitabilidad que hace tan peculiar la psicología de los tuberculosos. Estas alteraciones psicológicas se pretenden explicar por la toxemia fímica, que impregna todo el organismo, aunque los gérmenes estén acantonados en determinadas estructuras histológicas.
Es a esa acción toxémica a la que se atribuye esa hiperexcitabilidad que muestra el sujeto tuberculoso con sus mejillas encendidas que contrastan con la palidez de su piel, las pupilas dilatadas, la taquicardia, la febrícula, la locuacidad, la brillantez psíquica, la memoria fácil, la imaginación viva y sobre todo ese optimismo que no concuerda con su verdadera situación orgánica. Se cree poseedor de todo el tiempo del mundo. ¿Cuánto tiempo le queda a la Atlántida para estar terminada?, le preguntaban al maestro: 'Seis meses', contestaba invariablemente. Y continuaba un año y otro limando y perfeccionando lo escrito, porque algún día la acabaría..."(2)

Y, más adelante, concluye:

"Su precocidad infantil, su fina sensibilidad que le hace sufrir tremendamente ante las amarguras de la guerra, su seriedad de carácter desde niño, su brillantez imaginativa... todo ello coincide con el psiquismo de su hábito leptosomático y la incidencia de una bella, pero cruel enfermedad que le martirizó durante toda su vida y contra la que empleó los insuficientes tratamientos de la época: reposo, clima de montaña, sobrealimentación, calcio... Toda su vida transcurrió entre el debatirse en una batalla a brazo partido contra la cruel fimia que le consumía, al igual que la mítica Atlántida se debatía contra las olas del mar profundo que se la tragaba, y la lucha constante de su alma grande y exquisita para alcanzar a través de la Música las cotas más altas de la espiritualidad que le llevaba a buscar a Dios..."(3)

Lamentablemente, no he podido localizar, todavía, ningún artículo científico donde Galdo y Fernández expongan su hipótesis sobre la posible espondiloartropatía asociada a enfermedad de Crohn que, según ellos, padecía Falla. No dudo que tendrán sólidos argumentos científicos para afirmarlo. Tampoco he podido localizar, aún, los escritos del psiquiatra Enrique González Duro que esos mismos autores mencionan. Sin embargo, el crédito que me merece el Profesor Orozco me hace pensar que no puede descartarse la tuberculosis de Falla como uno -al menos- de los factores que más influyeron en la vida y la obra de don Manuel de Falla.


Tras su muerte, el cadáver de Falla fue embalsamado y trasladado desde la Argentina a España, donde hoy reposan sus restos en la Catedral de Cádiz. ¡Descanse en paz! Pero su música sigue viva, y como ejemplo sirva esta Danza ritual del fuego, en la versión orquestal de El amor brujo (1925) dirigida por Barenboim.



Notas:
(1) GALDO, Fausto y FERNÁNDEZ, Carlos (2007): "Falla no era tuberculoso. Desvelando incógnitas sobre el Maestro". Mundoclasico.com. [Disponible en: http://www.mundoclasico.com/2009/documentos/doc-ver.aspx?id=1ff063b0-a3d7-4c5f-a511-678a80fc95df; consultado el 13 de diciembre de 2010]. Se trata de una nota de prensa, no de un artículo científico.
(2) OROZCO ACUAVIVA, Antonio (1996): Biopatografía de D. Manuel de Falla. Discurso de contestación del Excmo. Sr. D. - al de ingreso en la Real Academia Hispano Americana del Ilmo. Sr. D. Fernando Sánchez García el 17 de Diciembre de 1996. En: OROZCO ACUAVIVA, A. (Editor) (2000): Manuel de Falla, Cádiz e Hispanoamérica. Cádiz, Real Academia Hispano-Americana: 94-96. Desgraciadamente, el Profesor Orozco, mi querido y admirado Maestro, no pudo ver publicado este libro. Un trágico accidente de tráfico se lo llevó el 21 de julio de 2000. También él: ¡Descanse en paz!
(3) Ibidem: 96.

8 comentarios:

  1. Muy interesante, como siempre, esta entrada. La relación medicina y creación permite bucear en muy diversas figuras. En mi reciente texto en MI SIGLO sobre Zhivago y Pasternak la figura del médico - de los médicos, porque hay más de uno - en plena Revolución rusa y la vocación poética del protagonista se entrelazan.
    Sin olvidar los bellísimos poemas de Pasternak al final del volumen; al menos, en la edición anterior publicada en Noguer. Me imagino que también en la nueva.
    Enhorabuena por estas entradas tan trabajadas y completas - siempre aleccionadoras - de "Medicina y Bellas Artes".
    Un afectuoso saludo.

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  2. Cómo me gusta aprender contigo, querido Francisco. Sobre la delicada salud de Falla y su carácter, algo hipocondríaco, sí tenía noticias, pero no tenía ni idea de lo referente a la tuberculosis y a la artritis. Verdaderamente, no se mira igual a alguien cuando se conocen a fondo sus "entresijos" y, si la figura de Falla siempre me pareció algo frágil en lo que a su aspecto se refiere, después de leerte lo veo mucho más "fuerte". Lo que está claro es que sus obras no parecen reflejar su estado.
    Me ha encantado comenzar el día con su música, maravillosa. Muchas gracias y muchos besos.

    PD: "mi" médico está en 5º y el autor del libro es J.M. López Piñero.

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  3. Esta mañana encargué en una librería la nueva edición del "Doctor Zhivago", de Pasternak (porque todavía no la tenían). Estoy deseando leerla, José Julio, "por tu culpa"...

    Cada vez agradezco más tu amabilidad conmigo.
    Un fuerte abrazo y, aunque lo repita en los próximos días: ¡FELIZ NAVIDAD!

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  4. Yo he quedado "atrapado" por la figura de Manuel de Falla, Lola. Para serte sincero, hasta ahora, había escuchado algunas de sus composiciones más conocidas y... sí, me gustaban mucho; pero ahora, que lo oía continuamente mientras trabajaba en esta entrada, creo que me he vuelto "adicto" a Falla. Me temo y me alegro, al mismo tiempo, que voy a dedicarle mucho tiempo.

    "Tu" médico va un año por delante de "mi" médica mayor (la pequeña acaba de empezar). Les queda mucho que pasar, a los pobres; pero te prometo que si volviera a nacer, y pudiera, volvería a estudiar Medicina. No hay, para mí, una profesión más bonita (sobre todo, si se le sabe acompañar, como han hecho tantos médicos en la historia, de las Humanidades y el Arte: son el complemento ideal). Le deseo a tu hijo todo lo mejor.

    Don José M. López Piñero (por desgracia, recientemente fallecido) ha sido uno de los más GRANDES en la Historia de la Medicina Española. Por tanto, el libro es excelente. Seguro.

    Como siempre, agradezco de corazón tu comentario. Es una alegría recibir cada uno de los tuyos.
    Un beso y ¡FELIZ NAVIDAD!

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  5. La hipotesis sobre Falla está publicada en un folleto especial de la Sociedad Gallega de Reumatoloxía (Una aproximación al relato patobiográficos de los Compositores: Falla, Rachmaninov, Szymanovski. En “En torno al reuma: Música de tres compositores reumáticos”. 1ª Xuntanza de Outono de Reumatoloxía. A Coruña, 2001). Aunque, desde esa, tuvimos que cambiar ciertos aspectos ya que si es posible que en los ultimos años sufriera una tuberculosis primaria, ya que en la RX que se conserva en el Archivo MAnuel de Falla, se observan lesiones que pudiera ser cavernosas indicativas de una Tuberculosis aguda, pero nada de tractos cicatrizales que pudieran hacernos pensar en que sufriera una tuberculosis juvenil.
    La hipotesis fue expuesta ante Antonio GAllego, uno de los biográfos de Falla actuales, quien le pareció "digna de ser escuchada y contundente desde ekl punto de vista de partida"
    Una versión del trabajo, dirigida al publico no especializado en medicina, la podeís encontrar en "España en Clave Lirica". Edición del 50 festival de Opera de La Coruña (2002). Concretamente el articulo "Manuel de Falla un reumatico desconocido" concretamente en las paginas 19-28.
    La refrenciaa a Gonzalez Duro está sacada de González Duro E. Historia de la locura en España. III. Del reformismo del siglo XIX a Franco. Madrid: Temas de Hoy; 1996. Obra supongo que hoy descatalogada.
    Carlos M. fdez

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  6. Aprovecho mi cordial felicitación para esta Navidad para recordar dos apuntes sobre Falla publicados en MI SIGLO: "Una "soleá" estremecedora" y "Habitaciones secretas". De la segunda entrada, del 2009, añado aquí el enlace. De la primera no es difícíl buscarla en el archivo del blog.
    Las aporto aquí por si ilustran de algún modo a este excelente texto sobre el profesor Orozco que se presenta en "Medicina y Bellas Artes".
    ¡FELÍZ NAVIDAD!
    Un abrazo.


    http://misiglo.wordpress.com/2009/04/26/habitaciones-secretas/

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  7. Querido José Julio:

    Acabo de "volver" de MI SIGLO, donde he gozado con la lectura de esas dos magistrales entradas sobre Falla (que no había leído antes). Veo que hay otro Orozco (Manuel) que habla de Falla en su libro granadino. Y me entretengo tratando de poner nombre a las caras de la caricatura... De Falla y Lorca no cabe duda. Agradezco la información y el placer, José Julio.

    Gracias, también, muchas gracias, por la felicitación navideña. ¡Qué todos vivamos (a pesar de la que está cayendo) una Navidad feliz!
    Un abrazo.

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  8. Estimado Carlos:

    El programa informático había situado su comentario del pasado día 16 en "Spam" y uno, que se declara analfabeto funcional en lo que se refiere a las nuevas tecnologías, además de algo despistado para estas cosas y con poco tiempo para dedicarle al blog, no lo había visto hasta hace unos minutos. Enseguida, he procurado reparar el error y lo publico encantado.

    Agradezco muchísimo los datos que apunta para localizar los escritos citados y pondré todo mi empeño en conseguirlos, porque estoy deseando leerlos. Como usted bien sabe, la hipótesis de la posible tuberculosis de Falla se ha referido habitualmente en los estudios patobiográficos del compositor gaditano. El que yo expongo aquí, del Profesor Orozco, me parece poco conocido y, por ello, me pareció oportuno reproducirlo. Pero, como digo en la entrada, no dudo de sus "sólidos argumentos científicos" y de ahí mi gran interés en conocer los resultados y las conclusiones de sus investigaciones.

    Gracias, de nuevo, por su apreciado comentario. Gracias, por haber tenido la amabilidad de exponer su testimonio en este blog. Un muy cordial saludo y ¡FELIZ NAVIDAD!

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