John Singer Sargent (1856-1925). Dr. Samuel Jean Pozzi at Home (1881) Óleo sobre lienzo. 202,9 x 102,2 cm. The Hammer Museum (UCLA), Los Angeles, CA (USA) |
Médico de reconocido prestigio, como cirujano general y -sobre todo- como ginecólogo: con razón se le considera "el padre de la ginecología francesa". Antropólogo. Coleccionista de antigüedades. Voluntario del ejército francés en la Guerra Franco-Prusiana y en la Primera Guerra Mundial. Amigo de intelectuales y artistas. Participante en las más variopintas actividades del París de finales del siglo XIX y principios del XX. Político. Y -según algunos de los que le conocieron y de quienes han escrito sobre él- amante excepcional. Nadie podría haber sido el protagonista de uno de los cuadros más famosos del gran retratista John Singer Sargent (1856-1925), como lo fue el Doctor Samuel Jean Pozzi (1846-1918), al que Sarah Berhardt (1844-1923) llamaba "Doctor Dieu".
Samuel Jean Pozzi nació el 3 de octubre de 1846 en la pintoresca localidad de Bergerac, al sudoeste de Francia. Tras completar sus estudios preliminares en Pau y Burdeos, Pozzi empezó a estudiar medicina en París, en 1864. Participó como voluntario en la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871) y volvió luego a sus estudios para doctorarse, en 1873, con una disertación sobre el tratamiento de las fístulas pararectales que ganó la Medalla de Oro de la Facultad de Medicina de París. Dos años después llegó a ser profesor de esa misma Facultad, presentando para obtener la plaza otra tesis sobre la histerectomía en el tratamiento del fibroma uterino. En 1876, en un congreso de la British Medical Association, Pozzi conoció a Joseph Lister (1827-1912), y se convirtió en uno de sus más firmes partidarios, introduciendo la antisepsia en los hospitales de su país y escribiendo el primer texto francés sobre la materia: Quelques observations a propos du pansement de Lister appliqué aux plaies d'amputation et d'ablation de tumeurs. En 1884, Pozzi consiguió la primera Cátedra de Ginecología de la Facultad de Medicina de París, haciendo de la ginecología una especialidad independiente de la medicina y la cirugía. La más importante de sus más de cuatrocientas publicaciones médicas, el Traité de Gynécologie Clinique et Opératoire, editado en París, en 1890, se tradujo enseguida a seis idiomas, consagrándolo como uno de los ginecólogos más importantes de su época a nivel mundial, la gran figura de la medicina francesa en Europa y América.
Por entonces, Pozzi ya era también en uno de los personajes más conocidos de Francia, incluso se vendían reproducciones de su retrato por las calles de París. Y, a sus indiscutibles méritos profesionales, unía su fama de conquistador irresistible. La actriz Sarah Bernhardt, quien -según diversas fuentes consultadas- durante un tiempo fue su amante -y no la única- pero siempre fue su amiga, y que sólo consintió que fuera él quien la operara cuando hubo que extirparle un quiste ovárico en 1898, le llamaba "Doctor Dieu".
En realidad, a Samuel Jean Pozzi se le puede considerar un hombre de mentalidad renacentista. Además de desarrollar una exitosa carrera médica, participaba activamente en la intensa vida social de París y llevaba a cabo múltiples actividades. Junto a Rene Benoit publicó una traducción al francés del libro de Charles Darwin Expresion of Emotions in Humans and Animals. En 1888 se le nombró presidente de la Sociedad Francesa de Antropología, sociedad de la que era miembro desde 1870. Viajó por todo el mundo adquiriendo monedas y antigüedades griegas y romanas, de las que era un gran coleccionista. Con Emile Zola, desempeño un importante papel en la defensa de Alfred Dreyfus. Mantuvo una buena amistad con su colega, el doctor Adrien Proust, cuyo hijo Robert, que era ginecólogo, fue ayudante de Pozzi; mientras que su otro hijo, Marcel Proust, llegó a ser uno de sus más íntimos amigos, lo mismo que el poeta Robert de Montesquiou. En 1898, fue elegido senador por su circunscripción natal, participando así también en la política nacional.
La muerte de Pozzi fue tan novelesca como, en muchos sentidos, lo había sido su vida. Según la que, para nosotros, es su mejor biógrafa, la doctora Caroline de Costa, el 13 de junio de 1918, Pozzi fue asesinado en su consulta por un paciente alienado, Maurice Machu, a quien había operado anteriormente de un varicocele y creía, falsamente, que esa operación le había dejado impotente. Machu quería que volviera a operarlo, para devolverle su virilidad, y cuando el doctor se negó a hacerlo le disparó tres tiros en el abdomen y luego se suicidó. Pozzi no falleció instantáneamente. Hubo tiempo para que algunos de sus amigos acudieran a su lado, incluido el primer ministro, Georges Clemenceau (que también era médico y periodista), y para trasladarlo a un hotel cercano, donde uno de sus discípulos, el doctor de Martel, se haría cargo de la intervención quirúrgica. Pozzi, rehusó la anestesia general, ordenando una infiltración local, decidido a dirigir la operación. Pero no pudo resistir mucho más. Sólo tuvo tiempo, antes de morir, para pedir que se le enterrara con su uniforme militar en el cementerio de Bergerac, su ciudad natal. Algunos días después, Marcel Proust escribía a un amigo común: "Mi dolor es muy profundo [...]. Pienso en su bondad, su inteligencia, su talento, su belleza, en como lo he venerado constantemente..."
Estos han sido algunos retazos de la vida y la muerte de un hombre que en 1881, en la plenitud de sus treinta y tantos años fue retratado por un pintor diez años más joven, pero que ya tenía un nombre hecho en los ambientes artísticos, y llegaría a convertirse en uno de los artistas más importantes de su tiempo: John Singer Sargent. Entre el médico y el pintor surgió una amistad sin final. El cuadro impresiona, y no sólo por sus más de dos metros de altura. Sargent, por entonces muy influenciado precisamente por la luz y el color de la pintura española, sugirió a su amigo un atrevido y provocativo retrato que nada tendría que ver con los tradicionales retratos de médicos en el siglo XIX, caracterizados por sus serios y típicos tonos oscuros. Y Pozzi se prestó a ello. Es una explosión de rojo, de pasión... Fondo rojo y rojo en esa bata de estar en casa cubriendo su camisa de dormir, blanca, romántica, "byronesca"; de la que sólo se escapan una adornada zapatilla -por abajo-, la gentil cabeza enmarcada por unos negros cabellos y bien recortada barba negra -por arriba-, y las manos... Esas manos finas, delicadas, del ginecólogo que proponía la exploración bimanual del aparato genital femenino. La izquierda, enredando en el cinturón de la bata, del que penden dos enormes borlones en su parte central. La derecha, en la que se entiende como una posición de sinceridad, apoyada en el pecho, sobre el corazón -un gesto habitual en los retratos de nobles de los siglos XVI o XVII- pero que aquí, en vez de completamente abierta, se muestra con el dedo índice doblado, indicando -según Sutcliffe- que en este seductor "Don Juan", quizá, la sinceridad no era su cualidad más evidente.
El cuadro Dr. Pozzi at Home fue propiedad de la familia Pozzi hasta 1967, cuando fue adquirido por Armand Hammer para su colección privada. Hoy se puede contemplar públicamente, y dejarse seducir por él, en el Hammer Museum (UCLA), en Los Angeles, California.
Bibliografía:
COSTA, Caroline de y MILLER, Francesca (2007): "Sarah Bernhardt's 'Doctor God': Jean-Samuel Pozzi (1846-1918)". Australian and New Zealand Journal of Obstetrics and Gynaecology. 47, 5: 352-356.
COSTA, Caroline de (2009): "Sarah Bernhardt's Doctor God". En: The Life & Work of Samuel Pozzi (1846-1918). [Disponible en: http://www.doctorpozzi.com/index.php/published-articles; consultado el 13 de febrero de 2011].
SCHATZKI, Stefan C. (2008): "Doctor Pozzi at Home". American Journal of Roentgenology, 191: 294. [Disponible en: http://www.ajronline.org/cgi/reprint/191/1/294; consultado el 13 de febrero de 2011].
SUTCLIFFE, Adam (2001): "Doctor Vagina 'Doctor Pozzi at Home'. A blatant despiction of a morally-corrupt soul". En: WALLACE, Natasha (Dir.) John Singer Sargent's Virtual Gallery. [Disponible en: http://jssgallery.org/Essay/Dr_V/Dr_v.htm; consultado el 13 de febrero de 2011].
Enlaces de interés:
JSS Gallery
The Life & Work of Samuel Pozzi (1846-1918)
Muy curiosa la personalidad de este Pozzi, que Sargent nos retrata aquí en traje de batalla (íntima).
ResponderEliminarLos rasgos muestran acusada personalidad pero el hecho de que no nos mire de frente me produce cierta desconfianza. Da la impresión de que, en efecto, no era muy sincero el tipo.
Por lo poco que sé de Pozzi, amigo Juan, tan sólo el resultado de algunas lecturas apresuradas -aunque de calidad, en mi modesta opinión- creo que era un hombre extremadamente inteligente, con una personalidad que me atrevo a calificar de exuberante; pero hay algo en él que no me acaba de gustar... Quizás lo mismo que tú percibes en su mirada...
ResponderEliminarEcho de menos, por lo que se refiere al final de la entrada, haber leído el libro sobre "Don Juan" de nuestro admirado Marañón; porque, aunque por razones de tiempo y espacio no se profundiza sobre ello en la entrada, pienso que hay mucho del personaje de Tirso en el Dr. Pozzi. Mientras me hago el propósito de leerlo, quiero compartir contigo y con quien pueda interesarle el artículo que adjunto a continuación, que trata sobre el mito del Tenorio visto -nada menos que- por Marañón, Pérez de Ayala y Machado:
http://www.tec.cr/sitios/Docencia/ciencias_lenguaje/revista_comunicacion/Volumen%201No4%201980/pdf's/jmora.pdf
Muy agradecido por tu comentario, te envío con mi gratitud los mejores deseos para la semana que empieza y el más afectuoso abrazo.
Bonito retrato.
ResponderEliminarSiempre que leo sobre la vida de algún personaje como el Dr. pozzi siento una inmensa envidia, quien hubiera podido tratar a personajes como los que mencionas en esta completa entrada.
¿Que tendrán los nacidos en Bergerac?.
Algunos tienen "narices", enfermero9. Al menos, el más famoso de todos, más que como poeta y dramaturgo, se le recuerda por su "gongoriana" nariz. También los hay que cantan... En fin, como en tantos otros lugares, cantando y con nariz...
ResponderEliminarPero sí, este retrato de Sargent es impresionante y sólo alguien como Pozzi podía ser el modelo.
Un abrazo, amigo.
Muy agradecido, como siempre, doctor Doña, al comentario enviado a MI SIGLO.
ResponderEliminarMe alegro enormemente que tus alumnos de la Facultad de Medicina hagan tantas y tan continuadas prácticas ya desde la Facultad. Teniendo un gran profesor, como sin duda eres tú, saldrán unos excelentes profesionales. Durante treinta años, en la Universidad Complutense de Madrid, he procurado que mis alumnos realizaran esas prácticas periodísticas y para mí es una satisfacción también encontrarme a antiguos alumnos, a los que yo aprecio mucho, en las redacciones de periódicos y de televisiones.
El texto de Joseph Pulitzer es de 1904. Más de un siglo después creo que los universitarios de hoy están mucho mejor preparados que entonces para desempeñar bien sus tareas.
De nuevo mi agradecimiento por el comentario y mi felicitación por este blog, siempre tan aleccionador y sugerente en sus textos, acompañados de muy cuidadas ilustraciones.
Un afectuoso saludo
Pozzí, pozzí... Lo siento no he podido resistirme al chiste fácil...
ResponderEliminarEste dr un tanto interdisciplinar por decirlo de alguna manera... Y que posa cual caballero de la mano en el pecho... Me parece... Un poco blandito. Vamos que a mi se me presenta para operarme y me cambio de seguro...
El cuadro de una factura fantástica como corresponde al autor .
Gracias por instruirnos y deleitarnos a la vez...
Pues a mi me parece totalmente seductor - como parece que fue -. Guapísimo con esa mirada perdida, esa pose de modelo y esas delicadísimas manos (aunque no me gusten su bata y sus babuchas). Además, un hombre inteligentísimo y un médico extraordinario, por lo que cuentas. El que tuviera amantes - cosa que dadas sus características me parece natural - no quiere decir que las hubiera despreciado o vilipendiado, como hacía Don Juan.
ResponderEliminarEa, yo rompo una lanza en su favor. No seáis duros con él, una pose arrogante no es sinónimo de hombre cruel.
Te felicito, como siempre, Francisco y te agradezco estas maravillosas lecciones.
Un beso
Se nota que mis alumnos son uno de mis principales motivos de orgullo ¿verdad, José Julio?
ResponderEliminarPor cierto, se me había olvidado decir, en mi comentario a tu última entrada, que coincido con Cristina: Bette Davis está guapísima en esa fotografía.
Un cordial y agradecido abrazo.
"Po zí" Cristina, bienvenido sea el buen humor, que es de lo mejorcito para la salud.
ResponderEliminarFíjese, amiga mía, lo que son las cosas: Sarah Bernhardt no consentía que la operara otro. Afortunadamente, "el libro de los gustos está en blanco", porque lo contrario sería muy aburrido.
Respecto a Sargent (me he entusiasmado con él), tengo en mente tres entradas más, muy distintas entre sí, que espero sean de su gusto.
Muchas gracias, y un muy afectuoso abrazo.
Me encanta esa actitud que has tomado en defensa de Samuel (supongo que sus amigos le llamarían así, no Dr. Pozzi) con quien, ciertamente, nos estábamos poniendo un poco duros. Si donde él esté llega a saberlo se sentirá orgulloso por tus palabras.
ResponderEliminarEstoy absolutamente de acuerdo contigo en que era muy inteligente, desde niño fue muy trabajador -además- que eso es muy importante, y se convirtió en un médico excepcional.
Respecto al "estilismo", pues sí, la verdad es que yo no me pondría esas babuchas. La bata depende... del frío que tuviera. Lo cierto es que, en su época, se le consideraba un dandi por su elegancia en el vestir.
Y, sobre sus amantes, sólo sé una cosa: se dice que la Bernhart lo fue durante un tiempo, en los inicios de su relación; pero siempre, hasta la muerte de él, fue su amiga. Esto dice mucho ¿no?
Un beso muy grande para ti.
Não me admira que Pozzi tenha seduzido até mesmo a bela Sarah Bernhardt, pois pelo retrato feito por Sargent, vê-se o quanto ele era bonito!(Rs). Muito bom texto, Francisco, desconhecia quase todos os fatos supracitados. Fiquei encantada em saber que ele era amigo do escritor que mais amo: Marcel Proust(nutro uma imensurável paixão por seus escritos). Beiinhos
ResponderEliminarEvidentemente, Samuel Jean Pozzi poseía un atractivo personal que trasciende los tiempos; aunque, como es normal, haya a quien no le guste. Sobre Marcel Proust creo que no hay discusión. Me agrada saber que es uno de tus autores preferidos, Renata. Debería ser más leído.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu muy apreciado comentario.
Un beso.
Me ha gustado mucho el relato de la vida y obra del señor Pozzi.
ResponderEliminarPaco te superas a ti mismo en cada relato que haces. Me ha gustado muchisimo.
Precisamente mi profesor de retrato nos ha sugerido que estudiemos a Sargent. Un retratista fenomenal.
Un abrazo.
Gracias, Ana, por tus elogios. Me acabo de poner del mismo color que la bata del Dr. Pozzi.
ResponderEliminarSargent es un pintor que me ha entusiasmado...
Últimamente, por diversos motivos (ninguno desagradable pero todos ineludibles), no he podido dedicarle el tiempo que quisiera a mis blogs ni -y esto es lo peor- a los de mis amigos. Pero espero volver, poco a poco, a la normalidad y, entre la multitud de temas pendientes, tengo en mis archivos un par de cuadros de Sargent, de tema médico, que me asombran, entre otras cosas, por lo diferentes que son unos de otros.
Seguro que vas a disfrutar con la obra de este pintor.
Un beso, aunque no me atrevo a que sea pozziano, sino más bien de amigo sincero.
Don Francisco, he publicado un enlace a su blog, vía Facebook...y ha causado "estragos". El retrato de Mr.Puzzi ha sido el nexo para descubrir maravillosas pinturas, y a su vez, aprender...MUCHAS GRACIAS, Y NO DESCUIDE SUS PUBLICACIONES!!!
ResponderEliminarMuchas gracias a usted, Belén, por la generosa difusión de este blog. Me gustaría comprobar esos "estragos" en Facebook... Aunque, ciertamente, de un retrato como éste, no me extraña.
ResponderEliminarGracias, de nuevo, y un cordial saludo.
P.D.: ¡Ah! Procuraré no descuidarme...