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Joaquín Sorolla (1863-1923). Una investigación o el doctor Simarro en el laboratorio (1897) Óleo sobre lienzo. 122 x 151 cm. Museo Sorolla. Madrid |
El 27 de febrero de 1863 nació en Valencia uno de los más grandes pintores de la historia del arte y, sin duda, uno de los que más sinceramente admiro: Joaquín Sorolla y Bastida.
Como modesto homenaje personal, en este aniversario, transcribo a continuación un texto de Antonio del Moral (2002), publicado en El rincón de la Ciencia, relativo a uno de los tres cuadros que dedicó Sorolla al doctor Luis Simarro Lacabra (1851-1921), valenciano como él (aunque nacido en Roma), amigo, y una de las más grandes figuras de la medicina española de la época:
"El siglo XIX ha pasado a la Historia por su enorme cantidad de acontecimientos decisivos que han conformado nuestra contemporaneidad. Entre ellos, la revolución científica y médica sin la cual resulta imposible explicar la Segunda Revolución Industrial, el avance de la tecnología y el crecimiento demográfico de Europa. Y, en este contexto, el médico fue observado como un personaje que, por su profesión y talante, debía representar no sólo la Ciencia sino, en general, el Progreso. Las Artes, especialmente la pintura, ayudaron a afianzar esta idea.
De esta manera, el más popular y genial pintor del impresionismo español, Joaquín Sorolla, pintó en Madrid una escena del laboratorio del doctor Luis Simarro, valenciano como el artista, amigo y médico de su familia, además de uno de más importantes estudiosos de la neurohistología y la psicología experimental. En este lienzo [...], realizado en 1897, se aprecia al protagonista trabajando, precisamente, en una preparación histológica. En primer término, un gran frasco de bicromato potásico, con su llamativo color, producto básico del método de tinción cromoargéntica que había enseñado el doctor a otro gran científico español, Ramón y Cajal. El color del bicromato potásico, que era muy característico, dominaba en las micrografías de preparaciones con el método cromoargéntico y también en los correspondientes dibujos y pinturas. Junto a la mesa, asimismo en primer plano, el pintor situó un microtomo Leitz, el mejor de la época, con el que trabajaban los alumnos de Simarro y, asimismo, Cajal. Rodeando a su maestro, los discípulos de su primera etapa docente, a los que seguirían, con el tiempo, otros más famosos como Nicolás Achúcarro y Gonzalo Rodríguez Lafora.
La principal fuente lumínica de la composición es la potente luz de una lámpara de mesa, que facilita la penumbra envolvente de los discípulos del doctor, vestidos de oscuro, todo lo cual facilita el realce de la figura de Simarro, enfundado en una bata blanca. Al fondo, una estantería de frascos y botes, objetos que también aparecen sobre la mesa, los cuales confirman al espectador que se encuentra ante una escena de laboratorio. Como en el resto de los cuadros de finales de siglo, Sorolla logró romper con energía con los colores apagados y sucios para dar paso a la luz, acompañada de una serenidad clásica en los rostros de sus personajes. En la escena, el espectador se transforma en uno más de los discípulos del científico, desea observar más cerca al maestro y mantiene el mismo respetuoso silencio que los demás componentes del cuadro, esperando escuchar la lección magistral.
Sorolla, como Madrazo, pintó a la mayor parte de las figuras representativas de la intelectual[idad] del momento en la vida española: Galdós, Echegaray, Baroja, Benavente, Ricardo León, Menéndez y Pelayo, Azorín, la Pardo Bazán, Torres Quevedo... y, naturalmente, a médicos como Marañón, Cajal y Simarro.
Este lienzo fue seleccionado para ser exhibido en la Exposición Nacional de Bellas Artes, celebrada en Madrid en 1897, y en las internacionales de Munich en 1906, Berlín, Colonia y Düsseldorf en 1907, Londres en 1908 y Roma en 1911, donde Sorolla demostró que, nuevamente y desde el siglo XVI, la pintura española se encontraba entre las mejores del mundo.
En la obra de este vigoroso artista, que encierra con su nombre y su obra una lenta crisis ascencional del arte hispánico del siglo XIX, reconocemos, junto a otras cualidades precisas y concretas de pintor de raza, el don que sólo es otorgado a los que llegan a expresar en sus creaciones algo más que una mera potencia de ejecución. Ese don y ese mensaje sólo transmitido por los grandes artistas y que desciframos en las obras de Sorolla, es la concreción plástica de una singular visión del mundo y del hombre."
Bibliografía:
MORAL, Antonio del (2002): "Una investigación o el doctor Simarro en el laboratorio (Sorolla)". El rincón de la Ciencia, 16. [Disponible en: http://centros5.pntic.mec.es/ies.victoria.kent/Rincon-C/Arte/Sorolla/Sim.htm; consultado el 27 de febrero de 2011].
Enlaces de interés:
Blog dedicado a Joaquín Sorolla.
FRESQUET, José Luis (2011): "La noticia del fallecimiento de Simarro en 1901". Medicina, Historia y Sociedad. [Disponible en: http://historiadelamedicina.wordpress.com/2011/03/03/la-noticia-del-fallecimiento-de-simarro-en-1921/; consultado el 4 de marzo de 2011].
FRESQUET, José Luis (2011): "La noticia del fallecimiento de Simarro en 1901". Medicina, Historia y Sociedad. [Disponible en: http://historiadelamedicina.wordpress.com/2011/03/03/la-noticia-del-fallecimiento-de-simarro-en-1921/; consultado el 4 de marzo de 2011].
GARCÍA-ALBEA, Enrique (2001): "Luis Simarro: precursor de la Neurología española y Gran Maestre de la Masonería". Rev. Neurol., 32, 10: 990-993. [Disponible en: http://www.neurologia.com/pdf/Web/3210/k100990.pdf; consultado el 27 de febrero de 2011].
TEIXIDÓ GÓMEZ, Francisco (2008): "Luis Simarro Lacabra (1851-1921)". Los biólogos españoles. [Disponible en: http://citologica.org/fteixido/136/luis-simarro-lacabra-1851-1921/; consultado el 27 de febrero de 2011].
Actualizado el 4 de marzo de 2011.