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24 de julio de 2011

El recibimiento de Pirogov


Ilya Repin (1844-1930). Llegada de Nikolai Ivanovich Pirogov a Moscú
en el quincuagésimo aniversario de sus actividades científicas (1881)
Óleo sobre lienzo (esbozo). 37 x 58,5 cm.
Museo de Medicina Militar. San Petersburgo
(Pulsar sobre la imagen para ampliarla)

No hace mucho, otro médico amigo y yo coincidimos en un aeropuerto con el doctor Mariano Barbacid. Al reconocerle y saludarle, respondió amablemente. Le pedimos hacernos una foto juntos y aceptó; aunque, con sentido del humor, se comparaba con cierto futbolista famoso mientras nos fotografiaban. Entablamos conversación. Le hablamos sobre la complicada situación que -por problemas económicos- estaba sufriendo el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), que él dirigía. Era noticia en la prensa durante esos días. Él contestó a nuestros comentarios con inteligencia, modestia, buena educación y el mayor respeto hacia las personas y las instituciones. No hubo tiempo para alargar la conversación. Teníamos que embarcar, para volar cada uno hacia su destino.


Mariano Barbacid es doctor en Ciencias Químicas por la Universidad Complutense de Madrid, oncólogo de prestigio internacional, y coautor del descubrimiento del primer oncogen humano. En 1998, tras veinticuatro años de trabajo en los Estados Unidos, donde había adquirido una sólida posición, le convencieron para que regresara a España y se pusiera al frente del naciente CNIO, la "joya de la corona de la investigación española..." Pronto, Barbacid pidió que se le relevara de la dirección del Centro para dedicarse exclusivamente a investigar. Pero -por lo que sea- ese relevo no se produjo hasta finales del pasado mes de junio, cuando la doctora María Blasco fue nombrada directora del CNIO. Más información sobre lo anterior se puede obtener en los siguientes enlaces a El País, El Mundo, y ABC. Sólo quisiera añadir que -en mi opinión- un investigador no tiene por qué ser al mismo tiempo gestor. Es más, pienso que un investigador no debería ser nunca gestor de un gran centro de investigación; porque difícilmente podrá evitar que colisionen las prioridades que ambas labores imponen.


He asociado el recuerdo de aquella charla en el aeropuerto con la imagen que da inicio a esta entrada, no por su parecido, sino -todo lo contrario- por el contraste que existe entre el tranquilo encuentro con Barbacid y el alborozado bullicio que brota de este cuadro. Ilya Repin -haciendo el papel que hoy desempeñan los fotógrafos de prensa- pinta una multitud (en el cuadro se pueden contar hasta treinta y siete personas, además del protagonista, pero se supone que hay más) que recibe entre aclamaciones, vítores y aplausos a uno de los más importantes científicos rusos de entonces: el doctor Nikolai Ivanovich Pirogov (1810-1881). El médico, permanece de pie en la salida del vagón, con sus gafas oscuras (a lo Matías Prats padre), cubierto con un sobrio pero elegante abrigo negro, y sorprendido -quizás- por el inesperado homenaje popular. La escena tuvo lugar, probablemente, en la estación de ferrocarriles de Moscú, el 24 de mayo de 1881, pocos meses antes de la muerte de Pirogov, que fallecería el 5 de diciembre de ese mismo año.


Pirogov quedó huérfano y sin medios económicos muy joven. Fue su médico de familia, Effrem Mukhin, conocedor de las excelentes cualidades del muchacho, quien consiguió que ingresara en la Facultad de Medicina de Moscú a los 14 años, en 1825, cuando lo habitual entonces era hacerlo a los 16. Durante la carrera obtuvo brillantes calificaciones, graduándose en cuatro años. Para ampliar su formación, se le envió a Dorpat (hoy Tartu), en Estonia, donde practicó anatomía y cirugía, y se preparó para ser profesor. Se doctoró en 1832, cuando sólo contaba 22 años de edad, con una tesis sobre la ligadura de la aorta abdominal. Continuó formándose en las universidades de Berlín y Göttingen. Con 26 años ya era catedrático y, como docente, impulsó los estudios de anatomía topográfica, que consideraba de interés fundamental para el ejercicio de la cirugía. Destacó en el campo de la traumatología y la cirugía ortopédica, y fue el introductor de la anestesia con éter en Rusia, tanto en la medicina civil como en la militar. Sobre todo ello realizó un buen número de publicaciones. Como cirujano militar participó en la Guerra de Crimea (1853-1856), donde desarrolló una intensa actividad. Ideó los moldes de yeso, basándose en el trabajo de los escultores; mejoró las técnicas de amputación; e introdujo el uso de la anestesia en los hospitales de campaña. Con la ayuda de la Gran Princesa Elena Pavlovna organizó el cuerpo de enfermeras voluntarias (posiblemente, las antecesoras de la cautivadora Lara -el personaje indisolublemente unido a la imagen de Julie Christie- en la película Doctor Zhivago). Años después, en 1870, visitaría como representante de la Cruz Roja rusa los hospitales de ambos contendientes en la Guerra Franco-Prusiana; y volvería a actuar como cirujano en la guerra de Rusia contra Turquía por la independencia de Bulgaria, en 1877.


Aunque, desde 1856, sus actividades profesionales habían cambiado. Se retiró de la enseñanza y del trabajo en el hospital, por discrepancias con la Academia Médico-Quirúrgica. Publicó un escrito sobre los problemas de la educación, que causó un fuerte impacto: condenando las restricciones de la misma a los pobres y a los que no eran de origen ruso, apoyando la educación para las mujeres y abogando por el establecimiento de escuelas secundarias. Por aquellas fechas, desempeñó algunos puestos de trabajo en la Administración, siempre relacionados con la educación; pero también tuvo conflictos con las autoridades, que le obligaron a jubilarse en 1861, y acabó marchándose a Ucrania. Para saber más sobre la vida y la obra de Nikolai Pirogov recomiendo especialmente el artículo al que se puede acceder pulsando sobre el nombre del profesor José Luis Fresquet. Asimismo, puede ser interesante leer o escuchar (en inglés) la emisión que le dedicó "La Voz de Rusia", con motivo del bicentenario de su nacimiento.


Ilya Repin, el pintor ruso más famoso de la época, es también el autor del retrato de Pirogov, fechado en 1881, el año de su muerte, que se muestra a continuación.

Ilya Repin (1844-1930). Retrato del cirujano Nikolai Ivanovich Pirogov (1881)
Óleo sobre lienzo. 64,5 x 53,4 cm.
Museo Ruso. San Petersburgo

Vinnitsa (o Vinnytsia o Vinnitsya), antes Vishnya, es el lugar de Ucrania donde -si puede decirse así porque, realmente, siguió ejerciendo la profesión- se retiró Pirogov. No se menciona mucho, tampoco he podido localizar fuentes fiables que lo corroboren, pero -al parecer- también Tchaikovsky, en su continuo deambular, se detuvo algún tiempo en el entorno de esta ciudad, y allí compuso parte de su Lago de los cisnes y La doncella de Orleans. No sería extraño, por tanto, que el viejo médico aficionado a la música y el ya maduro compositor coincidieran allí a finales de los setenta, del siglo XIX, que hubiera relación entre ambos célebres personajes, y que -en algunas ocasiones- el médico pudiera disfrutar de la interpretación del músico, en persona. Debería, pues, siguiendo la costumbre de este blog (la de adornar sus entradas con piezas musicales, siempre que es posible) insertar algo de las preciosas obras citadas. Pero, buscando en YouTube, encontré el siguiente vídeo, con el primer movimiento del impresionante Concierto para Violín y Orquesta en Re Mayor, Op. 35, como protagonista. Se trata del final de la película El Concierto (Le Concert), que espero sea del agrado de aficionados a la música y cinéfilos.


Y, de regalo, para los melómanos, el Concierto completo con el violín de uno de sus mejores intérpretes: Isaac Stern. Basta con pulsar sobre el nombre del genial violinista para escucharlo.

BIBLIOGRAFÍA
ALCALDE, J. (2000): "Mariano Barbacid: 'Queremos lograr que se pueda convivir con el cáncer'". Muy Interesante, 234. [Disponible en: http://www.muyinteresante.es/mariano-barbacid; consultado el 24 de julio de 2011].
FRESQUET FEBRER, J. L. (2007): "Nikolay Ivanovich Pirogov (1810-1881). historiadelamedicina.org. [Disponible en: http://www.historiadelamedicina.org/pdfs/pirogov.pdf; consultado el 24 de julio de 2011].
SERNA, J. L. de y MUÑOZ, I. (1998): "Mariano Barbacid". La Revista de El Mundo, 127. [Disponible en: http://www.elmundo.es/magazine/num127/textos/barba.html; consultado el 24 de julio de 2011].
TSAREVSKAYA, L. (2010): "Nikolai Pirogov - a surgeon from God". The Voice of Russia. [Disponible en: http://english.ruvr.ru/radio_broadcast/2248959/50128859.html; cosultado el 24 de julio de 2011].


4 comentarios:

  1. Portentosa carrera la de su protagonista de hoy, terminar la tesis con 22 años y ser catedrático con 26 me parece algo increible para los tiempos que corren (no creo que fuera muy distinta la cosa en aquella época) Veo que a parte de realizar numerosas publicaciones tuvo también que ganarse su experiencia en el campo de batalla, la introducción de la anestesia con éter, tanto en la medicina civil como en la militar supongo que sería un gran avance.
    Gracias por el vídeo, una auténtica delicia :-)

    Un saludo.

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  2. Ante todo, Pedro, quiero expresar mis mejores deseos para su preciosa niña y para la madre.
    Luego, pedir perdón por estar, últimamente, ausente en los comentarios a esa magnífica serie sobre "La leyenda negra" que está publicando en ESPAÑA ETERNA. El trabajo se me ha acumulado en esta etapa prevacacional y me deja poco tiempo para el ocio que disfruto en blogs tan estupendos como el suyo. Dentro de poco estaré ausente por motivos vacacionales (y eso -al menos para quien los disfruta- es bastante más agradable).
    Respecto al contenido de la entrada, también yo quedé sorprendido por la precocidad de Pirogov, a quien no conocía de nada hasta que encontré, por casualidad, el cuadro del principio. Desde luego, debió ser una persona muy inteligente, y de ello se dio cuenta Muhkin, que era profesor de Anatomía y Fisiología en la Facultad de Medicina de Moscú, y debía tener experiencia en jóvenes talentos. El vídeo me pareció un interesante hallazgo para compartir y le agradezco que lo mencione, tanto como cada una de sus palabras.
    Un abrazo.

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  3. Amigo Francisco,
    Há um tempo não paro pra comentar suas postagens porque ultimamente estou com o tempo apertado (com dificuldade até pra redigir os textos do meu blog), mas sempre que tenho um tempo livre passo por aqui, e não deixo de apreciar seus textos. Seu blog continua primoroso e rico! Parabéns!!! Beijos

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  4. Encantado de recibirte, Renata, siempre que puedas pasar por aquí. Es verdad que nos falta tiempo; por eso es más de agradecer cada visita, sobre todo cuando deja palabras tan lindas.
    "Beijos".

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